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La Quinta del Duque del Arco es un espacio verde de Madrid que permite dar un paseo agradable en un entorno de gran encanto paisajístico. Este parque no es excesivamente conocido, lo cual permite disfrutarlo sin grandes aglomeraciones, algo que ya de por sí es un estímulo para visitarlo. Se ubica en el monte de El Pardo, muy cerca del pueblo de mismo nombre, al noroeste de Madrid, y lo que más destaca de él son sus bellos jardines, su palacete, sus esculturas y sus fuentes.
La quinta es un típico ejemplo de las casas de campo madrileñas que la nobleza utilizaba en los siglos XVII y XVIII como residencias de retiro, para descansar y alejarse del trasiego de la gran ciudad. De esta forma, los aristócratas madrileños tenían su explicit oasis en estas casas que utilizaban para desconectar del estrés de la capital. El aspecto del palacete, arquitectónicamente, es muy parecido al del Palacio de la Zarzuela; tanto que algunos se refieren a él como el hermano gemelo del Palacio de la Zarzuela. La última parada que hicimos en nuestra sección Rincones de Madrid fue en la calle del Sacramento; hoy nos alejamos del centro para buscar esparcimiento en la Quinta del Duque del Arco. ¿Te animas a venir con nosotros?
UN POCO DE HISTORIA
La quinta se originó en 1717, a partir de una casa comprada por Alonso Manrique de Lara y Silva, duque del Arco. La reformó el arquitecto Juan Gómez de Mora, agregando su título nobiliario al nombre de la casa. Sería después de su muerte, en el año 1745, cuando Felipe V incorporó la quinta al Actual Sitio de El Pardo.
Entonces casi todo el terreno lo ocupaban viñedos y árboles frutales de diferentes clases. Ya en el siglo XX, la finca fue usada por don Alfonso, príncipe de Asturias como finca de recreo (hablamos del año 1920), y diez años después, en 1930, la Quinta del Duque del Arco sería declarada Monumento Nacional y Bien de Interés Cultural, con la categoría de Jardín Histórico. Tras la Guerra Civil, el palacete tendría que ser reconstruido, y hoy en día se utiliza para eventos y recepciones privadas, por lo que no puede visitarse. Sí que puede visitarse el resto de la quinta, de donde sobresalen sus maravillosos jardines. Conozcámoslos un poco más en detalle.
UN ENCLAVE ARQUITECTÓNICO ÚNICO
Los jardines de la Quinta del Duque del Arco son el elemento más vistoso de la quinta, y constituyen un buen ejemplo de jardinería barroca española. No se sabe con certeza quién diseñó los jardines, que ocupan una extensión de 10.000 m2 y cuentan con elementos paisajísticos españoles, italianos y franceses.
Una particularidad es su emplazamiento, pues se encuentra sobre un desnivel bastante pronunciado, donde su sitúan cuatro grandes terrazas ajardinadas. Un muro de hornacinas, un estanque y una gruta synthetic son algunos de los elementos que se pueden ver en el jardín, además de las fuentes, las esculturas y la exedra.
Aquí se mezclan estilos arquitectónicos de origen italiano, francés y español, lo cual convierte al lugar en un sitio único en España desde el punto de vista arquitectónico. Por su parte, el palacete tiene 920 m2 que se distribuyen en 15 estancias. En ellas destaca el papel pintado que decora las habitaciones (datado de 1820), así como el mobiliario, las alfombras y las pinturas.
¿SABÍAS QUÉ…?
El lugar de la quinta que antaño estuvo ocupado por viñedos y árboles frutales ahora lo ocupa un impresionante olivar: pasear por él bajo la sombra de los olivos es un placer casi secreto que merece mucho la pena.
Imágenes 01, 02, 03, 04, 06, 07 y 08: Santiago López Pastor
Imagen 05: jlbezares
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